La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
Recuerdo, lo seguí
Él estaba ahí.
Lo llevan, donde van, que le harán?
Pedro, me negaras
pronto lo sabrás
de pronto sucedió,
Y estaba ahí.
Parado frente a mí
sus ojos tienen paz
El universo quiebra su voz
ante tan gloriosa imagen.
No habló, pero escuche
que me ama hasta el fin
que vale ya mi vida sin ti
Jesús.