La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
Cuando sonreís me haces feliz, me derretís
Y con tu mirada me haces volar
Tú debes saber me enamoraste al instante
Y hoy te amo más que a nadie
Y cuando tengas ganas de llorar
Llámame te voy a alegrar
Día y noche yo te pienso
No te veo y desespero
Me enloquece lo que siento por ti
Y cada día me gustas más
Cada día me gustas más
Y cada día me gustas más
Pude entender como pasó, que sucedió
Hoy tenemos tanta conexión y tú eres
Mi sol, mi sueño real, mi corazón
Y por eso te compuse esta canción
Y cuando tengas ganas de llorar
Llámame te voy a alegrar
Día y noche yo te pienso
No te veo y desespero
Me enloquece lo que siento por ti
Y cada día me gustas más
Cada día me gustas más
Y cada día me gustas más
Día y noche yo te pienso
No te veo y desespero
Me enloquece lo que siento por ti
Y cada día me gustas más
Día y noche yo te pienso
No te veo y desespero
Me enloquece lo que siento por ti
(Lo que siento por ti)
Y cada día me gustas más
Y cada día me gustas más
Y cada día me gustas más
Cada día me gustas más (lo que siento por ti)
Cada día me gustas más