La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
Tantas noches de desvelo, tratando de olvidarte mi amor
Tantas cosas que pasamos, felices tú y yo eramos
Y yo, tratando de olvidarte mi amor
Y yo, tratando de olvidarte mi amor
¡Ey! La cosas seguían igual, buscándote por cielo y mar
La tierra me tragó y no me llevo con vos
Y yo te sigo soñando y yo te sigo pensando
Buscando la manera para verte
Y yo, tratando de olvidarte mi amor
Y yo, tratando de olvidarte mi amor
Besame, no te vayas, quédate un segundo para decirte que te quiero
Tantas noches de desvelo, tratando de olvidarte mi amor
Tantas cosas que pasamos, felices tú y yo eramos