La música cristiana es de origen judío: la liturgia musical de la sinagoga, en particular el canto psalmódico de los judíos como unidad poética musical, fue un legado preciado transmitido del Israel antiguo al cristianismo primitivo, como forma de manifestar tanto a nivel personal como comunitario las creencias religiosas y la fe en Dios.
Llévame al fin de todo
No se bien si existe el modo
Llévame de aquí
Lejos de mis frustraciones
Donde podamos hablar
Quiero ver los ríos correr
Sobre un prado descansar
Volverás a andar descalzo
No darás ni un paso en falso
Antes de que el día llegue al fin
Puedo ver tus intenciones
Te has cansado de esperar
Piensas en caminar solo
Y tu viaje comenzar
Volverás a andar descalzo
No darás ni un paso en falso
Antes de que el día llegue al fin
No querrás saberlo todo
Sin dudar tocaras fondo
Antes de que el día llegue
No hallaras la hora de partir